La saga de los Kaiser en Chile se inicia con una llegada envuelta en dos narrativas históricas. La versión comúnmente difundida afirma que Friedrich Kaiser Richter, el abuelo paterno de Johannes, arribó a Chile en 1936, como un militante socialdemócrata que huía del horror que se cernía tras el ascenso de Hitler. Esta versión apunta a que encontró asilo en el sur, asentándose en Villarrica, donde veinte años después, y contra todo pronóstico, fundó un legado político, llegando a ser alcalde de la ciudad.
Sin embargo, documentos históricos contradicen esta imagen: su nombre aparece en el «Proclaimed List of Certain Blocked Nationals» de 1942, conocida también como la infame «Lista Negra». Una lista elaborada por Estados Unidos, que registraba a sospechosos de cooperar con Alemania durante la Segunda Guerra Mundial. Un año después, el Diario Oficial de Chile publicó el Lugar de Permanencia Forzosa contra Federico Ernesto Kaiser Richter.
Este origen dual —entre el refugiado político o el miembro de un ala nacionalista— es el cimiento de la estirpe. El padre de Johannes, Hans Christian Kaiser, heredó el interés por la política; primero como dirigente de la juventud del Partido Nacional y luego como candidato a diputado por la UDI.
Johannes Maximilian Kaiser Barents von Hohenhagen, nacido en Santiago en 1976, es el mayor de seis hermanos, educados bajo la disciplina germana y el movimiento constante entre Santiago, Villarrica y Temuco.
Las mudanzas y cambios de colegio en su infancia, se convirtieron en una constante que forjó su carácter. En sus dos últimos años de enseñanza media, por decisión propia, vistió el uniforme militar en la Escuela Libertador Bernardo O’Higgins.
La búsqueda de su camino lo llevó a abandonar la carrera de Derecho en Santiago y a emprender un viaje que se transformaría en su «exilio de formación»: Europa. Se estableció en Innsbruck, Austria, donde se desempeñó en una infinidad de oficios: camarero, obrero de la construcción, vendedor de autos nuevos y usados, recepcionista de hotel, e incluso periodista deportivo freelance. Mientras se ganaba la vida con trabajos de subsistencia, en paralelo, se matriculó en la Universidad de Innsbruck, donde pasó por diferentes carreras: Historia, Derecho y Ciencias Políticas. Según lo confirmado por la misma institución a The Clinic, nunca obtuvo un título formal, un hecho que usa como defensa cada vez que dice que «un título hoy día lo consigue cualquiera». En Austria parece haber encontrado su ideal político: nacionalismo, conservadurismo social y liberalismo económico.
Su irrupción en la escena nacional llegó en 2016, cuando Kaiser encontró su verdadero campo de batalla: el mundo digital. Desde la soledad de una pequeña oficina de hotel en Innsbruck, creó en youtube «El Nacional Libertario«, donde comenzó a emitir regularmente un programa político. Sin filtros, sin concesiones a la corrección política y con un discurso nacionalista y pinochetista sin complejos, Kaiser amasó una audiencia fiel y global. La plataforma se convirtió en una fortaleza digital donde se agitaron las banderas de la ultraderecha.
Impulsado por su legión de seguidores digitales, Johannes Kaiser regresó a Chile y dio el salto al Congreso Nacional. En 2021, se presentó como candidato a diputado por el distrito Nº10, saliendo electo con un total de 26.709 votos.
Una vez en el hemiciclo, el diputado no atenuó su estilo. Acostumbrado a hablar sin filtros, la tribuna mediática que le ha dado el puesto en la Cámara de Diputados lo ha llevado protagonizar un largo historial de polémicas. Acusaciones de misoginia, homofobia y transfobia; condenado por la Corte Suprema por sus dichos a favor de la acción militar en el Caso Pisagua (víctimas de la dictadura); polémicas declaraciones sobre las vacunas; entre otras.
Hoy, Johannes Kaiser es la cabeza de su propia falange: el Partido Nacional Libertario (PNL). Su figura se ha consolidado como un polo de la ultraderecha que no teme superar los límites discursivos de sus antiguos aliados, buscando capturar a los votantes más airados y desencantados.
El manifiesto de la candidatura de Kaiser prioriza una seguridad y defensa radical, buscando la reposición de la pena de muerte para agresores de uniformados en servicio y promoviendo el arresto domiciliario para reos de Punta Peuco. En lo institucional, su postura más dura es el llamado a proscribir al Partido Comunista y la potencial justificación de un nuevo golpe de Estado si las condiciones de 1973 se repitieran. Este programa defiende una visión pinochetista y conservadora, proponiendo además desmantelar el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH).
Con la mirada puesta en La Moneda, el youtuber con el alma de militar y mente de polemista, se erige como un desafío a las normas mismas de la política chilena. Al instalar debates históricamente proscritos o relegados—desde la validación de la dictadura hasta la justificación de un quiebre institucional—, Kaiser no solo busca ganar una elección, sino establecer un nuevo estándar para lo que es aceptable debatir en el espacio público.

