Cuatro semanas se han cumplido desde el ataque de Hamas a Israel provocando la ofensiva armada más potente de las últimas décadas en la franja de Gaza. Este tipo de conflicto armado no solo se juega a través de las armas, sino que también de manera comunicacional, donde las informaciones erróneas o falsas también pesan. De esto conversamos con el periodista, documentalista y corresponsal de guerra, Jorge Said, para conocer sus estrategias de reporteo en escenarios complejos como el que se vive en Medio Oriente.
Por Hilda Venegas
De acuerdo al comunicador, reportear en tiempos de guerra siempre es complicado, porque normalmente no hay acceso a los periodistas y lo que hacen los corresponsales es basarse en lo que informan las grandes agencias. Por lo tanto, hay una tremenda dificultad para llegar a las bases. “En los países que me ha tocado estar, trato de ir al cotidiano, entrar en la vida personal, entrar en lo que digamos ‘las batallas cuerpo a cuerpo’, acercarme lo más que puedo hacia la realidad del día a día de las personas que están sufriendo. Cosa que no hace la mayoría y me ha tocado muchas veces, situaciones de periodistas conocidos que luego me entrevistaban a mí, es decir, yo me acercaba a los frentes, teníamos unos días a veces terribles y cuando llegaba a los hoteles periodistas importantes de América latina, se quedaban en el hotel y nos entrevistaban a nosotros y hacían los reportes en base a nuestra información, sin citarnos. Y me ocurrió esto varias veces».
«Entonces, los medios informan en base a lo que informan las grandes agencias de noticias. La función de estos países en conflicto es ganar una guerra mediática, por lo tanto, la mayoría de lo que informan no es del todo verdad.«
En todo el mundo, siempre en los conflictos es muy importante ganarse a la opinión pública mundial y el rol del periodista, justamente es denunciar esto que está ocurriendo.
«Existen las semi-verdades, donde de un hecho reinterpretamos o copiamos exactamente lo que nos llega de las agencias. Las agencias internacionales responden a criterios editoriales. Por lo tanto, reproducimos el criterio editorial de una agencia occidental financiada por un punto de vista y esto no lo expresamos nosotros, es decir, que hoy día los medios están controlados por el poder económico y lo que leemos es solo un punto de vista.»
¿Ha enfrentado situaciones de peligro por contar la verdad?
«Me pasó en Irán. Una situación muy angustiante cuando en el hotel, cuatro agentes de inteligencia me vinieron a buscar. Revisaron el material que tenía grabado y me expulsaron del país, afortunadamente sin mayores represalias.»
Cuenta que en Ucrania no dejan entrar a periodistas que hayan estado en Rusia. “Hoy día reportear ambos bandos es muy complicado, entonces ¿dónde esta la objetividad? ¡No existe!”
«Finalmente, mi estrategia, es irme a la familia, quedarme muy cerca, intentar incluso vivir con ellos, un periodismo de extrema cercanía. Por ejemplo, cuando hacía las tribus para explicar el fenómeno de exterminio de los pueblos aborígenes, yo me quedaba a vivir con las tribus, dentro, para averiguar lo que les pasaba y si no podía entrar en una choza de ellos, pedía permiso para poner una carpa y cooperaba de alguna manera con distintos proyectos que tenían, pero esa ha sido la forma. Ir directamente donde están ellos. Muchas veces me da temor, porque físicamente era extremadamente desafiante y no sé si hoy tengo la misma fuerza física ni psicológica de haber pasado por todo eso, viviendo con tribus caníbales, viviendo en el amazonas, en Papúa, etc.»
A la solicitud de un consejo para reportear con veracidad, nos dice que: «Mi principal consejo simplemente, es estar cerca de la gente, cerca del día a día, cerca del cotidiano y eso se puede hacer hoy en día, poder entrar en todas las redes, de vecinos, de locales, en Gaza donde ellos sí nos van a poder contar, lo mismo en Israel donde también nos van a poder contar. Hay que recordar que en Israel, donde yo tengo muchos amigos, hay grupos pacifistas a los cuales se les apaga la voz.»
«Ayer veía manifestaciones inclusive de rabinos israelitas con banderas de Palestina y con la paz. A toda esa gente se la apaga, porque no salen publicados.»
«He ahí donde la búsqueda de esa cierta objetividad cobra principal valor, he ahí mis mayores felicitaciones y también mis deseos de que en Chile se pueda desarrollar, ya que aun existen posibilidades de expresarse libremente.»